sábado, 6 de junio de 2009

EL VESTIDO


Había una vez una mujer que paseaba por una amplia calle llena de tiendas. En los escaparates se mostraban vestidos de toda clase y estilos, ajustados, anchos, lisos estampados, con volantes, de encajes, sencillos, recargados…
La mujer, que había estado cuidándose, se encontraba ahora en condiciones de ponerse un vestido nuevo, uno que le hiciera sentirse renovada, hermosa y llena de vitalidad.
Pasaba por los escaparates, pero ninguno de los que veía le daba ese toque mágico, esa chispa que entra cuando una ve algo que verdaderamente le gusta, cuando algo te llama realmente la atención.
De pronto, después de largo tiempo caminando sin encontrar uno que le mereciera la pena, se paró en seco y se quedó mirando…
Era un vestido de bellos colores, tenía los colores rojizos y anaranjados que tanto le gustaban, ese que movía sus pasiones y su creatividad, el de las hojas más curtidas del otoño, el que genera la tierra, contrasta con el azul del cielo y se engalana con el verde de los campos.
Le gustaba y se dijo, voy a entrar, no pierdo nada por verlo de cerca, por probármelo y descubrir si me sienta bien, a veces un vestido gusta pero deja de tener encanto cuando lo instalas en tu propia piel.
Entró en la tienda, sonriendo, expectante e ilusionada. Lo cogió en su mano, y lo sobrepuso en su silueta mirándose al espejo. ¡Que bien le sentaban esos colores! Quería entrar en el vestidor y ponérselo de verdad, en principio era de su talla, pero con los patrones nunca se sabe…
Entonces se dirigió a la dependienta, por favor ¿podría probarme este vestido? me gusta y creo que es de mi talla.
La dependienta le sonrió, pero con cierta tristeza le contestó, lo tiene reservado una señora. Ayer por la mañana pasó por aquí y me pidió que se lo guardase hasta por la tarde. El caso es que no ha venido, pero es clienta habitual y entiéndame…
No se preocupe, lo comprendo y lo respeto, dijo la mujer. De todas formas, si le dejo mi teléfono, ¿sería tan amable de avisarme si ella no viene definitivamente a por él? Tiene unos colores tan bonitos, quizás un poco apagados, pero lo mismo al ponérmelo se avivan…eso parecía cuando me lo puse por encima.
Y así quedó la historia, no sabemos como terminará. La mujer, aún piensa en el vestido…mientras, seguirá paseando por la calle de la vida, quizás algún día la llamen o bien, mientras tanto, pueda volver a sentir la chispa de descubrir otro vestido que le produzca las mismas sensaciones.
CONTESTACIÓN (Con el permiso especial de quien me la envió)
Hola?
Si dígame?
Señora no se si se acuerda de mi, soy la dependienta a la que Vd. dejó su teléfono, para que la llamara por si nuestra clienta volvía por ese vestido que tenía reservado y que a Vd. le gustaba, se que ha pasado ya tiempo y no se si se acordará pero quería decirle que sí que ella volvió y se llevó el vestido, que por cierto le quedaba sensacional y le encantaba, se veía radiante con él puesto, pero al poco tiempo nos lo devolvió y siento decirle que ya no era el mismo, no lo comprobamos bien y cuando se marchó, nos dimos cuenta de que venía descolorido y con un roto a la altura del corazón que aunque quisimos no pudimos arreglar, era demasiado grande y desgarrado, así que tuvimos que quitarlo de la venta, solo quería contarle esto por lo interesada que la vi por él, espero que vuelva a nuestra tienda y encuentre otro que le siente bien, que seguro que habrá porque nuestra tienda tiene los mejores vestidos para mujeres como Vd. que seguro que sabe tratarlos, aunque algunas veces nos equivoquemos como con la clienta que se llevó el que le gustó.
Gracias por su tiempo, y espero verla pronto. Adiós.
RESPUESTA (De la mujer...)
Sin duda, es usted una dependienta que sabe tratar a las clientas como se merecen, con una delicadeza, una atención y un gusto exquisito. Comprendo su tristeza al comprobar el roto, pero no se preocupe, conozco a una costurera que cose con los hilos del tiempo, y que seguramente podrá hacer algo por ese vestido tan bonito. No dude en tener la esperanza de que con esos hilos mágicos, el vestido quedará como nuevo.No obstante, y dada su amabilidad y sinceridad, iré por su tienda de vez en cuando por si entra una colección de otoño renovada, los vestidos de otoño a veces son incluso más lindos que los de verano, tienen más prestancia, sus telas están fabricadas con materiales más cálidos y duraderos...y por ello son mucho más difíciles de romper...generalmente duran más en el armario.Por supuesto que me verá pronto, y no me de las gracias por mi tiempo...fue un placer pasarme por allí.
Por último decirle....gracias a usted y hasta pronto