domingo, 16 de mayo de 2010

EL PASEANTE


He pasado años sintiéndome sola…añorando miradas, abrazos, encuentros, observando vestidos en los escaparates de la calle del amor.

Llorando en mí silencio esa carencia, aunque fuera con lágrimas tiernas y dulces, porque nunca he podido quejarme del inmenso amor que sentí de parte de todos los demás que me rodean.

He estado dos veces al borde del abismo, a punto de tirar la toalla de la fe en mis propias creencias, sumergida en el pasotismo de quien ya solo quiere estar con los ojos cerrados…pero salí de él.

Intentando atraer la fuerza de esa energía que dicen que tiene el universo, e incluso procurando no ocupar el centro de mi cama, para dejar hueco libre a mi compañero de abrazos de domingo por la mañana.

Pidiéndoles a los magos, a través de mis cartas de niña madura, el retorno de la chispa, la varita mágica de la alegría, el regalo de alguien que me amara…y a quien amar.

Gritando a los cuatro vientos cuanto creo en el amor, convirtiéndome en transmisora de ilusiones para los que ya no querían creer, animándoles a que no cerraran la puerta nunca y a que dejaran pasar, con una sonrisa y sin miedos, a las mariposas de colores.

Hasta llegué a la conclusión de que había venido a este mundo a regalar sonrisas, a pesar de que yo no percibiera esa tan especial.

Y así…fue como continué ese camino duro y solitario que decidí tomar aquel día de julio cuando rompí con los esquemas del que ya estaba trazado.

Pero ahora…todo había cambiado. Hacía unos meses que me encontraba realmente bien conmigo, que mis sueños y deseos seguían firmes pero…no me angustiaba la idea de no haberlos conseguido, al contrario, me parecía que eran la mejor de las razones para seguir en este mundo terrenal…creer en mis sueños, es lo que da impulso a mi vida.

Había estado ordenado el armario de mi vida, y lo repasaba cuando se desordenaba como consecuencia de las prisas del mundanal ruido.

Empecé a aceptar mis realidades, aún ando en ello, aprendí a tener más paciencia de la mano de mi maestra favorita, mi hija…el regalo más misterioso y creativo que el cielo me envió.

Descubrí que mi soledad era dulce, no faltaba azúcar porque la tenía muy a mano en la despensa de mi actitud. Hasta puse amor en las cacerolas y en las tareas con olor a lejía de mi hogar, sorprendiéndome al ver con claridad que la llave mágica era yo misma…y me sentí en paz.

Entonces, cuando no lo esperaba, se cruza un paseante en mi camino…y me paro a charlar con él, me permito su compañía.

El resto de la historia…aún está por escribir, eso es lo grandioso que tiene el libro de tu vida, nunca sabes qué capítulo viene después, es interactivo, solo tienes que habilitar páginas en blanco…y dejar que la pluma de tus sentidos se deslice suavemente por ellas.

sábado, 15 de mayo de 2010

TU Y YO...



Aquí estamos los dos
Como siempre
Como cada tarde
En silencio
En paz
Te acercas a mí
Buscas mis manos
Para que te acaricien
Y te acurrucas
En mi regazo
Me miras
Con ojos agradecidos
Me alegras
Me robas una sonrisa
Que te regalo

Si bailo…
Juegas conmigo
Si lloro
No te mueves de mi lado
Si trajino por la casa
Me persigues suavemente
Y si me enfado
¡Ay! Cuando me enfado
Subes la escalera
Te escondes bajo mi cama
O mejor dicho
En tu refugio
Cajita de tus tesoros
Donde guardas una prenda usada
De cada ser querido
Y esperas a que me vuelva
El buen humor
Sabes que será muy rápido
¡Como me conoces!

Mientras duermo
Velas mi sueño
Me proteges
Formando una suave manta
Pegadito a mis riñones
Si abro los ojos
Te acercas
Y me das los buenos días
Me acompañas al baño
Me observas
Me sigues a la cocina
Y preparamos café…
Luego te dejo
Y al regresar
Allí estás
Esperándome
Tras los cristales de nuestra ventana
Atento al sonido
De mi choche
Al olor de mi ser
Corres por tu muñeco
Y me recibes en la puerta
Contento por mi presencia


Eres casi como yo
Espíritu libre
Sociable
Pero independiente
Amigo
Mientras no te agreden
Cariñoso
Con quien lo merece
Y hasta un poco malcriado
Rebelde
Pero fiel
Tan solo te falta…
Hablar

sábado, 8 de mayo de 2010

LA PAZ...


Cuando paseo lenta y suavemente por mi casa, al ritmo de una música llena de luz que suena de fondo, pero que se hace más fuerte en mis sentidos…
Entonces muevo mis manos acompasándola…y mis pies me elevan…
Recorro la estancia de mi salón y miro alucinada las fotografías de mi vida…la carita de niña subida a ese caballo de cartón, el inocente rostro de mi adolescencia…las sonrisas de mis hijos y su transformación a través del tiempo…la sólida hermosura de mi madurez…
Y allí estoy yo, llena de algo que no sabría explicar, pero que me produce un estado de placidez asombroso…después de tantas lágrimas…
Mi vida está llena…y yo…plena…inmensa…y rebosa amor por los poros de mi piel…estoy…en paz.