domingo, 9 de noviembre de 2008

EL BESO


Nos miramos de frente………..y nos besamos. ¡Hacía tanto que no sentía eso con un beso!

No quiero seguir contando en detalle lo que pasó, pero si lo que sentí. Solo diré que vimos amanecer juntos, en la proa del barco……..camino del estrecho de Messina, allí donde Ulises fue atraído y casi embaucado por el canto de las sirenas. Creo que una de ellas me besó.

Una mujer que ha amado y sentido tanto, cuando en contra de su voluntad le cortan la oportunidad de seguir dando…….AMOR, se siente abandonada, desvalida, sola, sin alguien a quien darle todo lo que necesita dar.

Luego comprende que no puede dar a quien no quiere recibir. Después, se siente incapaz de dar a otra persona, incluso a si misma, que es el mayor de los castigos, la mayor de las desilusiones, pero aún peor, se niega a recibir, cierra todas sus puertas, y se queda muda.

Yo había quedado muda, de alma y de cuerpo, sonreía porque nací con la sonrisa de mi abuela, pero ni el lenguaje del cuerpo, ni el del alma, respondían a las señales que otros hombres me han hecho durante estos meses.

De pronto, aquella sirena me besó, y el lenguaje de mi cuerpo respondía a los estímulos…..¿que me estaba pasando?. Me alegré……..no estaba muerta, solo había estado adormecida y ………empezaba a despertar de mi letargo.

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